Durante uno de
esos días de ocio (matando la ansiedad pelabola que me producen los parciales finales de
la universidad) me encontré con una de esas manifestaciones sencillas de arte
pero que captan la atención de inmediato… no era más que murales con frases
célebres o retazos de poemas (Son los panas de Acción Poética por si están
interesados).
Una bien
particular llamo mi atención, no me refiero a que me pareciera pegajosa u
atractiva… Fue más como una revelación de sucesos pasados adquiriendo sentido…
muy a lo epifanía.
De muchas
maneras somos con quienes nos relacionamos, definimos nuestro entorno por la
red de relaciones que tenemos con los demás… Apostamos un poco en cada una de
estas conexiones… Damos amistad, apoyo,
tiempo, solidaridad, –Confiamos-., es
tan natural que sucede pasando inadvertido… fluye.
Pero así de
natural y espontaneo como surge, el combo se viene con ese regalito en letras
pequeñas, y no es más que esa voz que nos pide a gritos objetar, la voz que nos
recuerda crudamente nuestros errores, la que revive experiencias pasadas
haciéndonos recordar –revivir-, la
misma que defensivamente advierte el peligro al acecho y nos hace retroceder.
La duda, es la
fiel compañera de las travesías… que tan apegado se está a ella es decisión
propia, yo personalmente jamas he podido apartarla, mi propia carrera hace
del “objetar” el pan nuestro de cada día.
Sí, tiene un sentido -limita-
, nos hace ser precavidos y capciosos, es tan instintiva como el miedo... poniéndonos
a salvo de las amenazas –peligro-.
Es difícil
imaginar como cosas tan opuestas pueden subsistir en armonía, más aún cuando la
duda es sin duda alguna el peor
enemigo de la confianza –temor-. Y es razonable suponer, que en
su labor de protegernos nos aísla… nos hace actuar erróneamente… lastimamos
para evitar ser lastimados –Herimos y somos heridos-…
muchas veces involuntariamente, pero la culpa permanece.
¿Qué pasa sí…? En que momento se volvió una mentira?,
¿Debo creer?...
Honestamente el
valor de las palabras es un tema en el que puedo ahondar por páginas y
páginas –Somos las palabras que dicen lo
que somos-… hacer eso sería un ejercicio de juicio. En su lugar prefiero
hacer énfasis en lo que veo como el punto de quiebre… se puede dudar demasiado,
Sí.
–Mientes-.
Saber cuando la
duda nos hará herir es difícil… de lo contrario no nos haríamos daño -y que fácil sería todo…-. Y sea cual sea
la decisión, no busco juzgar ni excusar lo que encaramos o las consecuencias
que se asumen… solo creo que divagar en este hecho tiene valor… dudar de más, Daña.
-Destruye-.
Y aunque seamos
consientes de ello y nuestros actos, resulta imposible evitar mirar atrás y
observar el pasado lleno de viejas amistades, personas, recuerdos –memorias-,… y como olvidar aquellos que
partieron de este mundo –idos-.
Sé, y soy
consiente de que he dudado de más –Dudé
de ti-, dudé de las palabras, dudé de las situaciones, dudé de que tan real
era todo, y en el instinto de autoprotección hice daño a quienes aun, sigo
apreciando a pesar de todo.
-Prevaleció el egoísmo-
Pero
irónicamente me sigo preguntando… ¿Dudé mucho?
–O confié de más?-
Estos panas saben de lo que hablan.
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